Borja salva a River en un empate agónico frente a Lanús en el Monumental

Las esperanzas estaban renovadas. Más de un mes había transcurrido desde el último partido oficial de River Plate, aquel doloroso encuentro contra Deportivo Riestra que marcó un antes y un después. Ese tiempo incluyó una pretemporada intensa y un mercado de pases casi finalizado, pero el rendimiento del equipo de Martín Demichelis no mostró una transformación significativa respecto al irregular primer semestre del año. La fortaleza del Monumental, que tantas veces fue un bastión inexpugnable, estuvo a punto de flaquear en este redebut frente a Lanús, pero un gol salvador de Miguel Borja en los minutos finales mantuvo el invicto como local.

Un equipo con las mismas falencias

River sigue siendo un equipo que no da señales claras de evolución. Salvo una jugada preparada en el inicio del partido, el conjunto de Demichelis continúa mostrando problemas estructurales: falta de solidez defensiva, carencia de dinamismo en el mediocampo y previsibilidad en el ataque. Estos defectos fueron evidentes frente a un Lanús que supo aprovechar sus oportunidades, anotando dos goles en las únicas ocasiones claras que generó.

La ofensiva de River se mostró estéril y sin ideas. A pesar de tener un 76% de posesión, el equipo no encontró la manera de penetrar las dos líneas defensivas bien organizadas por el conjunto de Ricardo Zielinski. Los laterales, como Enzo Díaz, no lograron aportar profundidad ni amplitud, y las acciones individuales no fueron suficientes para desestabilizar al rival.

Borja, el salvador

Una vez más, Miguel Borja demostró ser el hombre clave del equipo. El delantero colombiano aprovechó un grave error del defensor rival para marcar un doblete que evitó una derrota en casa. Borja ya había sido protagonista en otros momentos decisivos del año, y su capacidad para convertir goles en situaciones adversas sigue siendo vital para un River que no logra consolidar su juego.

Problemas en el mediocampo

Una de las grandes incógnitas es la falta de equilibrio en el mediocampo. El mercado de pases, bajo la dirección de Demichelis, no priorizó la incorporación de jugadores mixtos que pudieran romper líneas, una cualidad que Nicolás De La Cruz ofrecía hasta el año pasado. Esto quedó en evidencia cuando el técnico apostó por un esquema arriesgado (3-2-1-4) que prácticamente dejó al mediocampo como una zona de paso. Sin embargo, en partidos como este, donde River tiene la posesión y necesita generar espacios, la falta de creatividad y triangulaciones en el centro del campo se convierte en un problema evidente.

Luces y sombras en el redebut

Aunque el rendimiento colectivo fue decepcionante, hubo aspectos positivos. Peña Biafore destacó en el mediocampo, mostrando buen posicionamiento, cortes efectivos y una rápida distribución del balón. También se vieron destellos de rebeldía en Mastantuono, aunque le faltó claridad. Los debuts de Ledesma y Gattoni fueron correctos, y el ingreso de Bareiro dejó buenas sensaciones por su energía y empuje.

¿Alcanza para la Libertadores?

Las dudas sobre el rendimiento de River de cara a la Copa Libertadores persisten. Los refuerzos aún no han logrado cambiar significativamente la dinámica del equipo, y los problemas que se vieron en el primer semestre parecen mantenerse. La gran incógnita sigue siendo la misma: ¿a qué juega este River? A pesar de ser comprensible cierto desajuste tras la pretemporada, a esta altura debería haber una idea más clara de juego.

El empate frente a Lanús dejó una mezcla de sensaciones. Por un lado, la capacidad de Borja para rescatar puntos importantes; por otro, la persistencia de errores que no permiten vislumbrar un futuro sólido. El tiempo dirá si este equipo está preparado para enfrentar los desafíos que se avecinan.